Un día como hoy, 15 de junio, pero del 2012 se gestaba una de las mayores tragedias del país y que caló hondo en el pueblo paraguayo, la masacre de Curuguaty. En aquella batalla campal fallecieron 6 policías y 11 campesinos a consecuencia de un enfrentamiento armado, y que derivó en la destitución del entonces presidente de la República, Fernando Lugo, vía juicio político.
La tragedia de Curuguaty dejó 17 fallecidos a causa de un conflicto armado por tierras. En aquella oportunidad, unos 300 policías intentaron desalojar a los campesinos de una propiedad supuestamente perteneciente a la familia Riquelme. Sin embargo, los ocupantes consideraban que en realidad la finca corresponde al Estado y por tanto estaba sujeto a la reforma agraria, según argumentaron.
Tanto los policías como los labriegos estaban armados y por lo tanto hubo víctimas fatales en los dos sectores: entre los campesinos 11 perdieron la vida y entre los policías, 6.
Esta “guerra” tuvo consecuencias nefastas para el entonces presidente Lugo, a quien le iniciaron un juicio político en el Parlamento por mal desempeño en sus funciones y terminó en su destitución. Luego, asumió en su reemplazo el vicepresidente Federico Franco, quien completó el periodo hasta el 15 de agosto del 2013.
Paralelamente la Justicia inició procesos penales contra varios campesinos, que derivaron en la condena de Rubén Villalba, a 30 años más 5 años de seguridad; Luis Olmedo Paredes, a 20 años; Arnaldo Quintana Paredes y Néstor Castro Benítez, 18 años, como supuestos cabecillas de los labriegos.
No obstante, finalmente los jueces Cristóbal Sánchez, Emiliano Rolón y Arnaldo Martínez Prieto, que integraron la sala penal de la Corte Suprema de Justicia, votaron por la nulidad de esta sentencia con la argumentación de que no se logró demostrar en juicio la responsabilidad directa de los citados.